Muchos de estos inigualables parajes se encuentran en Montoro, entre el valle del Guadalquivir y la campiña, y a los pies de Sierra Morena. Montoro es una ciudad de constrastes, de orígenes que se remontan a la prehistoria y un presente que se incorpora a la modernidad.
Montoro es un balcón blanco sobre el Guadalquivir, adornado por el rojizo que imprime la llamada piedra molinaza de sus edificios más notables y cúspide del olivar que lo rodea, habitado por expertos artesanos del cuero, maestros herreros y apicultores.