El aceite de oliva virgen extra no es solo un ingrediente culinario común; es un tesoro que encierra sabores complejos y propiedades saludables únicas. Para quienes aprecian su calidad y beneficios, es crucial conocer las mejores prácticas para conservarlo. En este artículo te contamos cómo tienes que conservar mejor este líquido dorado para mantener intacto su sabor excepcional y todas sus propiedades nutritivas en solo tres pasos ¡sigue leyendo!
Es esencial mantener el aceite de oliva alejado de cualquier fuente de calor. La exposición prolongada al calor puede provocar la evaporación de los diferentes alcoholes presentes en el aceite, deteriorando su textura y haciendo que pierda sus cualidades. Por eso, siempre es recomendable almacenar el aceite de oliva virgen extra en un lugar fresco, seco y con una temperatura constante.
El aceite de oliva virgen extra contiene componentes antioxidantes naturales, pero si se deja en contacto prolongado con el aire, acabará deteriorándose. Esto aumentará su acidez y, en el peor de los casos, el aceite se volverá rancio. Por lo tanto, es crucial mantener el envase cerrado herméticamente. Usa una aceitera pequeña (de hasta 250 ml) para el aceite que vayas a consumir diariamente.
La luz directa es uno de los principales enemigos del aceite de oliva. La exposición a la luz afecta su composición y puede acelerar su deterioro. Por eso, es recomendable guardar el aceite en un lugar oscuro o con muy poca luminosidad. Alternativamente, puedes optar por comprar aceite de oliva virgen extra en envases de lata o en botellas de vidrio oscuro y grueso, que protegen mejor el contenido.
En Pago las Monjas, entendemos la importancia de una correcta conservación del aceite de oliva virgen extra. Por ello, utilizamos envases de alta calidad diseñados específicamente para proteger nuestro aceite de factores externos como la luz y el aire.
Nuestras botellas de vidrio oscuro y grueso, así como nuestros elegantes envases de lata, garantizan que el aove mantenga su frescura y propiedades saludables desde el momento en que se embotella hasta que llega a tu mesa.
Siguiendo estos sencillos consejos, tu aceite de oliva virgen extra mantendrá todas sus cualidades intactas, incluso dos años después del envasado. No obstante, siempre es aconsejable respetar la fecha de consumo preferente, que suele ser de un año o año y medio después del envasado, para disfrutar al máximo de sus propiedades y sabor.
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